El teatro de la vida, o sobre compartir miedos, luchas y sueños
Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 13/2/2023. Puedes ver el original en este enlace.
Todo un teatro de pie, aplaudiendo, y trece jóvenes en el escenario, inclinándose en señal de agradecimiento por la acogida. No son actores ni actrices formados ni interpretan ningún papel. Hace una semana no se conocían y ahora acaban de estrenar una obra de creación propia, hecha a partir de sus trocitos de vida que han ido hilando de forma delicada durante cinco días para compartir con todas las personas espectadoras miedos, luchas y sueños.
Durante una semana, a través de la metodología del Teatro del Oprimido y de la mano de uTOpia Barcelona, el grupo de jóvenes ha ido construyendo, destruyendo y reconstruyendo el relato de lo que quiere explicar. No es un proceso fácil, pero Antonio y Miriam, directores creativos del proyecto, hacen que lo parezca.
Del primer momento de encuentro, en el que llega cada uno con su historia, nervios e inquietudes, avanzamos poco a poco hacia un lugar común de confianza y complicidades. Y así, entre dinámicas y descubrimientos mutuos, van avanzando los días de lo que acaba siendo una semana llena de vivencias, de abrazos y sobre todo de espacios para estar con el otro. Una removida constante que rompe barreras en cada conversación y en cada silencio.
Y consiguen que cada uno lo haga desde su sitio y momento, teniendo claro que todos los lugares y momentos son igual de importantes.
El teatro de la vida es en esencia un proyecto de creación teatral sobre jóvenes y salud mental. Pero también es un teatro con sello propio hecho con ternura, humor y poesía.
El teatro de la vida es un documental que recoge en 23 minutos toda esa vivencia con la mirada de sus protagonistas. Para acercar al espectador la magia de lo vivido y dejarnos interpelar por sus testigos.
Como acompañante y observadora privilegiada de todo el proceso, compartir la semana con el grupo fue un regalo inmenso que me confrontó también con las propias dudas y miedos, pero con la certeza de que proyectos así siembran entonces imprescindibles para hacer un mundo más hospitalario y llenan de sentido la labor de sensibilización que hacemos en San Juan de Dios. Porque si queremos cambiar miradas, debemos estar dispuestos a modificar también la nuestra. A navegar entre los propios prejuicios como primer paso para combatirlos. A dejarnos tocar por las vulnerabilidades comunes e identificar la nuestra propia para hacernos colectivamente más fuertes y fuertes.
Silvia, Youssef, Gerard, Aymane, Alicia, Sandra, Ali, Imanol, Lucía, Mirella, Said, Anna María y Kiara, gracias inmensas por este viaje.