Lo que podemos hacer contra el ciberbullying

La pandemia de COVID-19 trajo algunos vientos de cambio en la comunidad educativa, forzados por una situación de confinamiento y en el que las nuevas tecnologías han tenido especial protagonismo. Hay quien puede pensar que esto ha sido un respiro para todos los niños y adolescentes víctimas del acoso escolar. Es cierto que hay datos que explican una disminución en la conciencia de que algún compañero o compañera esté siendo acosada en clase, como revela el III Informe de Prevención del Acoso Escolar en Centros Educativos en Tiempos de Pandemia 2020 y 2021, pero siguen siendo muchos. Según datos de la Asociación NACE (Asociación No al Acoso Escolar), uno de cada cinco niños escolarizados sufre bullying en España y solo el 15% de las víctimas se atreven a contarlo a familiares o profesores.

Con el confinamiento y la interrupción de las clases presenciales, el ciberbullying emergió en espacios como WhatsApp, Instagram o TikTok, entre otros.  El ciberbullying, el acoso escolar que tiene lugar en el entorno digital, es bien conocido, aunque no siempre comprendido en su globalidad por todos los agentes de la comunidad educativa: profesorado, alumnado y familias. Así que el fenómeno no se fue, solo se trasladó a nuevos espacios que tienen sus propios códigos de funcionamiento.

En este monográfico hemos querido abordarlo desde la necesidad de fomentar la educación emocional en el entorno digital, un tema sin duda pendiente y no únicamente entre los niños y adolescentes. Hacemos una parada para clarificar términos y conceptos, entender el contexto social en el que se produce y, sobre todo, en la importancia del papel que todos jugamos en la prevención y la actuación cuando detectamos un caso de ciberbullying en el entorno escolar, creando entornos seguros de comunicación para todos sea cual sea el rol adoptado por el niño o adolescente.