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La percepción de ser capaz

4 min

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autoeficacia

Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 9/9/2024. Puedes ver el original en este enlace.

El concepto de autoeficacia fue propuesto por el psiquiatra canadiense Albert Bandura en 1977. La autoeficacia es el conocimiento que cada persona tiene sobre sus propias capacidades y habilidades para llevar a cabo las tareas específicas que sean necesarias para conseguir los resultados y las metas deseadas. La autoeficacia es una de las habilidades socioemocionales más importantes, y se relaciona con otros constructos como la autoestima.

 

Creer que tienes las capacidades y las habilidades para conseguir lo que quieres es uno de los ingredientes más importantes para ponerse manos a la obra y conseguir lo que te propongas. Pero es aún más relevante para verte competente y confiar en que puedes afrontar con éxito los desafíos y las dificultades que te encuentras a lo largo de la vida.

Sin embargo, la autoeficacia no es ser lo mejor, es alcanzar tus propios objetivos y metas. Con la autoeficacia tampoco nos referimos a un «no parar nunca», sino que implica medir bien los esfuerzos que valen la pena en cada momento.

La autoeficacia nos aleja de las frases como «si quieres, puedes», ya que pide una conciencia de nuestras competencias individuales y recursos externos mucho más profunda y realista. Al mismo tiempo, se opone al capacitismo que oprime, excluye y discrimina a muchas personas, lo que a menudo afecta a su autoeficacia. Todo el mundo tiene autoeficacia, y se puede reforzar en todas las personas.

Pautas para ser autoeficaz y orientarte hacia conseguir objetivos y metas

  1. Haz una autorreflexión previa.  
    ¿Qué competencias individuales te definen? ¿De qué recursos externos dispones? ¿Cuáles son tus puntos fuertes y los puntos a mejorar? ¿Dónde están tus límites? Tenlo claro.
  2. Define claramente tus objetivos y metas.   
    ¿Cuáles son tus aspiraciones y expectativas? Se realista y adecúalo según tus capacidades, habilidades y recursos.
  3. Diseña un plan de ruta inicial.  
    Divide el camino en partes, por metas y pasos, debes tener claros qué objetivos debes ir consiguiendo poco a poco y que sumados te permitirán llegar a una meta. Determina tus competencias personales y recursos externos que estarán involucrados. Elige las conductas, acciones y tareas eficaces que llevarás a cabo.
  4. Pone el plan en marcha.

  5. Ajusta, modifica y rectifica el plan diseñado cuando haga falta.

Consejos para promover y cuidar tu autoeficacia

Plantéate metas realistas y objetivos asumibles.

  • Piensa en metas realistas de acuerdo con tus capacidades y habilidades personales, y recursos externos disponibles en cada momento.

  • Los objetivos deben ser asumibles, específicos, relacionados con una acción concreta, y tener una duración limitada en el tiempo.
  • Los objetivos concretos forman un camino que te permitirá llegar a una meta final. Hay que ir paso a paso para irlos consiguiendo de manera progresiva. Hacer esto te permite mejorar tu autoconfianza, y refuerza la creencia de que eres capaz de conseguirlo.

  • Tómate el tiempo para aprender, informarte, conocerte, y formarte con profundidad para poder alinearte con tus objetivos y metas

Mira los retos como una oportunidad.

  • Acepta los desafíos, los obstáculos, etc., que se te presentan. No lo podemos controlar todo y, a veces, tenemos que afrontar retos inesperados. Hacerlo con motivación y de manera intencionada nos refuerza y también nos pone a prueba para poder saber dónde están nuestros límites.

Rodéate de gente que te anime y te ayude a alcanzar tus objetivos.

  • Es importante que tu entorno te acompañe y te apoye emocional, físicamente, etc. a múltiples niveles. Pide ayuda cuando la necesites. El apoyo social es clave.
  • Aprende a encajar todos los comentarios, consejos, etc., posibles que puedes recibir, y muestra agradecimiento ante los que son constructivos y te pueden ser de utilidad.

  • Observa y aprende, o déjate guiar por personas con más experiencia. Fíjate en las personas que han alcanzado unos objetivos o metas similares. Sin embargo, recuerda que cada persona es diferente y que no se debe mitificar a nadie, tú tienes que diseñar tu plan y seguir tu camino.

Date momentos para parar y descansar.

  • No puedes estar constantemente enfocado o enfocada a conseguir un objetivo. Toma conciencia de tu estado de rendimiento para regular tu energía y los esfuerzos.

  • Recuerda que los descansos son importantes, te permitirán abordar las tareas con mayor claridad y eficiencia.

Aprende a tolerar la incertidumbre y los cambios.

  • Aprende a tolerar la incertidumbre, los contratiempos o los cambios que pueden producirse y afectar a tu plan inicial. Reajusta y rectifica el plan que tenías cuando haga falta.

  • Aprende a gestionar la frustración ante las limitaciones internas o externas con las que te puedes encontrar. Incluso cuando alguna vez tendrás que hacer más de un intento por conseguir lo que te has propuesto.

  • En momentos difíciles, recuerda tus experiencias previas de éxito. Piensa en las veces que lo has logrado y has conseguido algo que te habías propuesto. Confía en ti e inspírate en soluciones que ya te han funcionado antes.

Disfruta del proceso, valora tu esfuerzo y celebra tus logros.

  • Valora todos los avances que has hecho a lo largo del camino, por grandes o pequeños que te parezcan tus logros.

  • Reconoce siempre tu esfuerzo.

  •  Date momentos para celebrar y disfrutar de lo que consigues.

Equipo Henka Centros Educativos