El duelo en los adolescentes
Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 7/4/2022. Puedes ver el original en este enlace.
Cuando una persona de nuestro entorno fallece, empezamos un camino de adaptación para aprender a vivir sin esa persona. Es un proceso común, sea cual sea la edad en que nos suceda. Pese a ello, según en qué etapa de la vida nos suceda, la comprensión, las vivencias y la manera de afrontar la pérdida puede ser muy diferente.
El duelo de los adolescentes es similar al de los adultos porque su comprensión de la muerte y sus reacciones son similares, aunque las emociones se pueden manifestar de forma más intensa.
Ante una pérdida podemos encontrarnos a un o una adolescente con una actitud que tiende a no compartir las emociones que sienten, a no mostrarlas por no querer ser diferentes de sus iguales y que se interprete como un signo de debilidad o a sentirse presionados por tener que comportarse como una persona adulta.
La gestión del duelo en un adolescente es, pues, particular por el momento vital y la alta carga emocional que supone en una época en la que además lidian con otras pérdidas: fracasos amorosos, de amistad o académicos.
La manera en que los jóvenes suelen mostrar el duelo tiene un componente físico importante, mientras que el malestar en los adultos es fundamentalmente de carácter psicológico.
Algunas de las manifestaciones normales del duelo en la adolescencia son:
- Conmoción y confusión.
- Ira e irritabilidad.
- Alteraciones del sueño o alimentación.
- Miedo de la posible pérdida de otro familiar.
- Reaparición de conductas más infantiles.
- Culpabilidad: son frecuentes los sentimientos de culpa ante cosas que han dicho o han deseado respecto al familiar desaparecido.
- Tristeza: también puede manifestarse como miedo de estar solo, pérdida de interés por actividades que solían interesarle, disminución del rendimiento escolar, etc.
¿Cómo ayudar a un adolescente en duelo?
En la guía El duelo. Consejos para afrontar la pérdida de un ser querido, del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, se recogen algunas pautas generales de actuación tras el fallecimiento:
- Aunque resulte doloroso, informarles de los hechos lo antes posible, buscando un lugar y momento oportunos, con un lenguaje sencillo, con sinceridad y evitando detalles innecesarios. Es preferible que lo haga el padre o la madre o el familiar más cercano.
- Favorecer que expresen sus preocupaciones, sentimientos y preguntas.
- Evitar expresiones como «No estés triste» o «Tienes que ser valiente».
- Proporcionar atención y afecto, intentando su colaboración en el cuidado de personas importantes para ellos en caso de que los padres o cuidadores principales, temporalmente, no estén en condiciones de poder hacerlo debido a su propio proceso de duelo.
- Permitirles participar, con acompañamiento y si así lo desean, en aquellos gestos y rituales íntimos que la familia quiera llevar a cabo en recuerdo del ser querido, asociados o no al ritual funerario tradicional.
- Facilitar, siempre que sea posible, que reanuden las rutinas y actividades habituales.
- Evitar expectativas o responsabilidades excesivas.
En general, la mejor manera de ayudar es acompañar a la persona, interesarnos por sus necesidades y respetar el tiempo que necesite. Hablar, compartir recuerdos y, a veces, incluso el llanto puede proporcionar un gran alivio.