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Cómo ayudar, desde la escuela, a un menor que verbaliza pensamientos suicidas

14 min

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Prevencion suicidio profesores 2

Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 8/8/2022. Puedes ver el original en este enlace.

Una de tus funciones como profesor o profesora es velar por el bienestar de tus alumnos, colaborar en que estén protegidos. Cuando hablamos de conducta suicida, lo primero que tienes que saber es que no estás solo, y lo segundo es que no tienes la obligación de hacer una valoración exhaustiva del riesgo de suicidio del alumno, no está dentro de tus funciones. Sí es una obligación por tu parte informar a los responsables del menor, para que ellos activen los mecanismos de ayuda especializados.

El plan de actuación consta de tres pasos que debería seguir cualquier ciudadano ante una situación de crisis:

  1. Conocer
  2. Acompañar
  3. Informar

Por lo tanto, si un alumno o alumna te dice que se quiere morir, tu obligación es informar a los responsables del menor, es decir, a los padres o tutores legales y al director del centro educativo. Vale la pena recordar que ante un riesgo de daño a otros o a uno mismo, todos estamos exentos de la confidencialidad. Si un alumno te hace esa confesión, después de agradecerle la confianza depositada en ti, le debes informar que tomamos muy en serio su malestar, que ahora toca cuidarlo, y que eso pasa por conseguir los medios de ayuda que van más allá de vuestra relación alumno-profesor. Nunca se debe guardar un secreto de esta envergadura, es demasiado peligroso.

A continuación, te ofreceremos una información útil por si te sientes preparado para ir un paso más allá. Sabiendo que, una vez has informado, tu responsabilidad está cumplida, no es menos cierto que, más allá de tus obligaciones, tu potencial de ayudar a estos adolescentes es muy amplio.

Para empezar, es importante remarcar que no estás solo en tus obligaciones básicas, pero tampoco si decides ir un poco más allá. El recurso más accesible e inmediato lo ofrecen los teléfonos especializados en prevención del suicidio. En ellos se ofrece atención y apoyo a las personas en crisis suicida y a las personas cercanas de una persona en crisis suicida (padres, amigos, profesores, profesionales). Existen diversos teléfonos en España, a modo de ejemplo: el 024 gestionado por el Ministerio de Sanidad, el 061 gestionado por el Departament de Salut (Cataluña) y el 900 925 555 del Ayuntamiento de Barcelona, que gestiona la Fundació Ajuda i Esperança. Estos teléfonos son gratuitos y atienden 24h al día, 7 días a la semana, independientemente de tu ubicación territorial. Ellos te acompañarán, te informarán de los recursos presenciales, te orientarán y te ayudarán a resolver tus dudas respecto de cómo actuar ante la situación que tienes delante. Esta información también puede ser muy importante para el menor y su familia, cuando les informes de la situación, infórmales también de estas líneas telefónicas de ayuda.

Claves para afrontar el diálogo con el adolescente en el momento de la verbalización

En el acompañamiento al adolescente que verbaliza ideas de suicidio hay varias fases, a saber:

  1. Aceptación del compromiso
  2. Escoger el escenario (o setting)
  3. Expresión
  4. Ampliar información
  5. Actuación
  6. Cierre

Fase de aceptación del compromiso

Es muy importante que sepas que estás delante de una oportunidad de poner un grano de arena en la prevención del suicidio, que el alumno te ha elegido como un referente de confianza para hablar de un tema que siempre es muy delicado. Te ha hecho parte de su red de apoyo de prevención del suicidio, y eso no lo decides tú, lo ha decidido él. Lo que tú decides es si le dices que informarás a los padres y al director del centro de forma directa, o si le puedes ofrecer un espacio para profundizar, siempre en el marco de vuestra relación profesor-alumno: «¿Quieres que hablemos de esto que me dices?». En caso de que el alumno acepte, seguir con el siguiente punto. Si, por el contrario, el alumno rehúsa el ofrecimiento, retomamos el plan indicado anteriormente: informarle que, como forma de cuidarle, comunicarás a sus referentes su situación.

En ese mismo compromiso, recuérdate a ti mismo que no vas a solucionar todo lo que escuches, que las cosas se arreglan con su tiempo y en su proceso, y eso es lo que vas a ofrecer, un espacio de comunicación de confianza, de la que saldrán algunas propuestas. Al menos las dos que hemos apuntado al principio, traspasar esta información tan importante a los referentes del menor. 

Fase de escoger el escenario (o setting)

Lo primero que tienes que hacer es buscar un lugar tranquilo ese mismo día, antes de que el alumno se vaya del colegio. Cuenta con la complicidad de algún compañero, a ser posible el director del centro, para que facilite que el espacio de diálogo no tenga interrupciones y que no tengas prisa por acabar la conversación. Si puedes contar con algún otro referente como un psicólogo escolar, te puedes sentir más acompañado.

Fase de expresión, actitud ante el diálogo

Escucha al alumno con interés y preocupación. Sabes por tu experiencia con adolescentes que todo lo que te explique, puede parecer poco importante a primera vista desde la perspectiva de un adulto, o incluso para ese mismo alumno en cualquier otro momento vital. Pero en ese momento, la situación que te explica parece estar desbordándole.

Nunca un alumno está haciendo una «llamada de atención» con la verbalización de un deseo de muerte, está pidiendo ayuda ante una situación que siente que le desborda.

Seguramente, el propio alumno esté confuso ante la situación que le gustaría expresar. Ten paciencia y no pretendas entenderlo todo. No estamos en un examen de veracidad de testimonios y, si lo estuviéramos, es muy probable que no tengas la formación para ello. Por tanto, en ese momento, no es tan importante entenderlo como ofrecerle un espacio de expresión seguro, donde pueda empezar a organizar sus ideas, donde las pueda empezar a poner en palabras.

La reacción emocional de un alumno ante una determinada situación siempre es correcta, nunca uses expresiones invalidantes. Entendemos como expresiones invalidantes todas aquellas formulaciones que contengan un imperativo, positivo o negativo, seguido de una emoción. Por ejemplo: «Deberías estar contento, no deberías estar triste, no te enfades». O cualquier otra formulación que haga pensar a la persona que su reacción emocional (siempre involuntaria) es equivocada o está mal. Por ejemplo: «¿Cómo te vas a enfadar por eso? ¿Cómo vas a estar triste por eso?».

Evitar especialmente enfatizar estas expresiones con argumentos bienintencionados. Por ejemplo: «no deberías estar triste, tienes una familia que te quiere…: tienes amigos, no deberías estar enfadado…; no deberías pensar en eso…; piensa que hay gente que está mucho peor…».

Intentar no culpabilizar a la persona, no cargar más presión de la que ya tiene, evitar comentarios como: «no ves que vas a destrozar a tu familia y a tus amigos».

No es hora de que hables tú, todavía estamos en la fase de facilitar que el alumno se exprese sin miedo, es hora de que hable el alumno. Usar expresiones facilitadoras de la expresión como «ya veo…», «tienes razón, esto a veces se hace difícil…», «vaya, no sabía esto que me explicas…».

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en solo 40 segundos, nos expresa cómo un escenario de escucha, sin sentirse juzgado, donde poder expresar las dificultades, tiene valor de intervención preventiva.

Fase de ampliar información

Los dos elementos esenciales en este momento son la seguridad del alumno y la red de apoyo de prevención del suicidio, los dos están estrechamente relacionados. A mayor red, mayor seguridad, pero no son exactamente lo mismo. Se trataría, por tanto, de obtener información de ambos.

Seguridad: a partir del momento de la verbalización, la seguridad ya está garantizada porque tú estás acompañando al alumno en ese momento, has preparado el escenario para ofrecerle un espacio, y vas a contactar con los padres y con el director del centro, pero puedes colaborar en garantizar la seguridad del alumno más allá del colegio. En este sentido, el principal factor protector contra el suicidio es la privación de acceso a métodos letales. Para esto, puede ser de ayuda conocer hasta dónde ha llegado el alumno en la gradación de gravedad de la conducta suicida.

La conducta suicida engloba por orden de gravedad:

  1. Ideación de muerte son todos los procesos internos de valoración de la idea, hasta la planificación mental del hecho.
  2. Verbalización y/o amenazas, son la expresión verbal de dicho contenido del pensamiento.
  3. Gestos suicidas, son todos los actos preparatorios inequívocos y necesarios para llevar a cabo un intento de suicidio, sin que la secuencia se inicie (ej. acumular/esconder medicación o hacer una carta de despedida).
  4. Intentos de suicidio, el intento de suicidio se define por el primer paso de ejecución.
  5. Muerte por suicidio, es la tentativa que acaba en la muerte de la persona.

Las preguntas para ampliar información siempre se hacen de forma progresiva. La ideación suicida ya sabemos que está presente, el alumno nos ha informado de ella, es el motivo de esta conversación con el alumno. Para los siguientes pasos, podemos mostrar interés haciendo preguntas del tipo: «¿Cuánto hace que piensas que la vida no vale la pena? ¿Con qué frecuencia lo piensas? ¿Cómo haces para quitarte la idea de la cabeza? ¿Has llegado a pensar cómo lo harías? ¿Has llegado a prepararlo? Me has comentado que has llegado a prepararlo ¿tienes algo guardado que podría ser peligroso para ti?».

Recuerda que no tienes que hacer una valoración del riesgo, solo ampliar información que podrá ser de utilidad a la hora de realizar las acciones que veremos en la fase de actuación.

Red de apoyo de prevención del suicidio: la red de apoyo de prevención del suicidio la conforman todas las personas que rodean a la persona en riesgo de suicidio y que son conocedoras de dicha situación de riesgo. Por ejemplo, si un adolescente es ingresado en un hospital por un intento de suicidio, pero los padres dicen al colegio que le están haciendo unas pruebas médicas, el colegio forma parte de la red del menor, pero no de la red de apoyo de prevención de suicidio porque no tienen toda la información. En ese primer momento, es importante conocer la red de apoyo de prevención del suicidio que arropa al alumno. Por el momento sabes que estás tú, el compañero o director al que has pedido cobertura para tener ese espacio de diálogo con el alumno, y, ofreciéndote cobertura institucional, como recursos de la administración, los teléfonos de prevención del suicidio ya especificados. Para evaluar la dimensión de la red de apoyo de prevención de suicidio que tiene el alumno a su disposición puedes hacer preguntas como: «Esto que me cuentas ¿lo saben tus padres? ¿Lo has hablado con algún psicólogo? ¿Lo saben tus amigos?».

Fase de actuación

Una vez acabado el proceso de ampliación de la información, debes mantener una línea de acción congruente con lo que ha ido apareciendo en la fase de expresión y de ampliación de la información. Siempre tiene que pasar algo tras una verbalización de ideas o deseos de acabar con la propia vida. Ahora sí, es hora de hablar, de informar con calma al alumno de las cosas que se van a hacer.

Vale la pena hacer una observación antes de entrar. Generalmente los alumnos suelen ser reticentes a la hora de recibir ayuda, lo viven como una agresión a su propio proceso de individuación, de aspiración a mayores cotas de autonomía. Esa situación no es una excepción entre las personas que lo están pasando mal. Hay como un deseo de que se solucionen las cosas de forma mágica, o a su forma, pero parte de ese malestar es debido a que, precisamente, esas formas de arreglar las cosas son difíciles de encontrar, porque no existen.

Todo esto hace habitual que la persona que va a recibir ayuda encuentre un alto repertorio de pegas, de inconvenientes. La situación en la que se encuentran es desagradable, y con ese ánimo reciben las propuestas. Son habituales expresiones como: «me arrepiento de habértelo dicho»; «no se lo digas a mis padres por favor»; u otras del tipo: «no quiero dar pena, ahora lo vais a hacer porque os he dicho esto».

A continuación, vamos a ver tres escenarios de actuación enmarcados en objetivos diferenciados. En el primero de los ámbitos, el de la actuación relativa a la fase de expresión, muéstrate considerado, abierto a negociación, e incluso transigente con la petición de no intervención por parte del alumno. Muévete cómodo y bajo tus propios criterios en los aspectos relativos a tus competencias en el ámbito académico. Porque los dos siguientes, por prudencia, deberían ser innegociables. 

Actuación relativa a la fase de expresión

Tranquiliza al alumno de todos los aspectos que tengan que ver con sus vivencias negativas en el entorno escolar, con aquello en lo que tú, como profesor, puedes incidir directamente. A saber:

  • Si se siente solo o excluido, especificarle que se harán acciones para fomentar su integración en el grupo.
  • Si se siente acosado o intimidado, informarle de acciones que se pondrán en marcha para garantizar su seguridad y las acciones de mediación en conflictos.
  • Si su angustia es relativa a un rendimiento académico insuficiente, tranquilizar y trabajar un plan de viabilidad conjunto, situando al alumno y orientándolo en alternativas para mejorarlo.
  • Si es por exceso de presión, ayudar a relativizar, a desmitificar el rendimiento o las calificaciones, fomentar la diversificación de actividades y las múltiples dimensiones que conforman a una persona.

Explica que todas estas acciones las pondrás en marcha, además del hecho de que contarás con los psicopedagogos de referencia de tu centro.

En todas las cuestiones que salgan del ámbito de la escuela, informar al alumno que podrá transmitirlo y trabajarlo con los profesionales de referencia, ya sea del centro de salud mental o de los programas de soporte a la primaria.

Actuación relativa a la fase de ampliación de información

 

Seguridad

Asegurar un ambiente seguro para el menor. Esto es: cuando informemos a los padres de la situación de su hijo, transmitirles que la OMS recomienda, siempre y sin excepción, que se prive al menor del acceso a métodos letales. En nuestro entorno sociocultural, nueve de cada diez intentos de suicidio en menores de producen por sobreingesta medicamentosa, por tanto, se recomendará a los padres que retiren toda la medicación del domicilio. Si hay algún tipo de resistencia por parte de los padres debido a la persistencia de mitos sobre el suicidio, podemos apoyar la recomendación con algún argumento del tipo: «su hijo nos ha dicho que en ocasiones piensa que sería mejor estar muerto ¿Cómo cree usted que se va a sentir si llega a casa y ve que todo sigue igual? Puede llegar a pensar que a ustedes no les importa, o que no lo toman en serio».

Si en las preguntas de la fase de información, hemos sido conscientes de que el menor tiene objetos peligrosos guardados, o ha acumulado medicación, hay que recomendar a los padres que acudan a urgencias con el menor. Esta situación supera las recomendaciones generales básicas que acabamos de citar. Hay que garantizar su cuidado, eso son gestos de suicidio, y son comportamientos considerados de alto riesgo. En urgencias sabrán orientar al adolescente y a la familia para garantizar que se retiran los objetos peligrosos antes de que el menor vuelva al domicilio.

Red de apoyo

Incrementar en lo posible la red de apoyo de prevención del suicidio: informa al alumno que entiendes lo difícil de su situación, que agradeces la confianza depositada en ti, y que no le vas a fallar, que vas a hacer lo mejor para él. Si quieres especificarle qué quieres decir con la expresión de que «no le vas a fallar», le puedes explicar que seguirás la misma norma que tantas veces les has aconsejado que sigan ellos mismos con sus compañeros y amigos. Es decir, que si ven que un compañero sufre, o está en una situación de riesgo, que le acompañen y se aseguren de que algún adulto esté informado. Recordamos los tres pasos de toda intervención en crisis: conocer, acompañar e informar. Con la expresión «no te voy a fallar», no le estás diciendo que le vas a solucionar el problema, seguramente no esté completamente en tus manos, sino que vas a informar a todos aquellos que pueden ofrecer apoyo en esta situación.

Para esto, lo primero es incrementar la red de apoyo de prevención del suicidio. ¿Cómo?

  • Informar a los padres de la situación de riesgo, especialmente si éstos desconocían la situación.
  • Informar al director del centro de la situación del alumno «tenemos un alumno que está pasando por un momento difícil en el que está verbalizando ideación de muerte».
  • El director del centro comunicará la situación de vulnerabilidad en la siguiente reunión con el equipo de psicopedagogía, si no puede tener comunicación con ellos ese mismo día.
  • El director se asegurará de que el equipo de psicopedagogía informa a los servicios de salud de atención primaria (enfermera o el referente que considere).
  • Informa a la familia y al propio alumno de los tres recursos de atención telefónica antes mencionados (024, 061 o 900 925 555) o cualquier otro recurso de acompañamiento que conozcas en tu zona.

Si en la valoración de la red de apoyo, el alumno explica que determinados compañeros de clase están enterados de la situación, es decir, que forman parte del grupo de apoyo de prevención de suicidio, habla con ellos y explícales que eres conocedor de la situación y que se ha puesto en marcha toda la red de apoyo, que recuerden que ellos no tienen que cargar con ninguna responsabilidad, que nos estamos ocupando los adultos, que si tienen alguna duda que pueden hablar contigo.

Fase de cierre

La fase de cierre siempre tiene que acabar con un compromiso cerrado para el siguiente encuentro: «Bueno, nos vemos el martes para seguir hablando, que me vayas contando cómo vas y yo te diré lo que he ido haciendo». No hacer propuestas abiertas del tipo «si necesitas algo ven a verme en cualquier momento». Estas propuestas abiertas tienen que tener un compromiso cerrado: «si necesitas algo antes del martes, ven a verme en cualquier momento, si no, hablamos el martes».

Complementar con algún comentario orientado a fomentar la esperanza y a la vinculación: «es difícil lo que me explicas, pero juntos saldremos adelante, sabes que puedes contar con nosotros». Reforzando la petición de ayuda: «agradezco la confianza que has depositado en mí, no ha debido ser fácil para ti».  

Se tienen que confirmar con el alumno los compromisos contraídos, informar a los padres y al director, poner en marcha las actuaciones comprometidas en el marco de la escuela.

Se acaba informando a los padres de la situación, con todos los elementos que se hayan podido extraer.

Tienes que intentar fomentar el mantenimiento de la vinculación del alumno al centro escolar, bajando la presión y la exigencia si fuera necesario, mostrándote más comprensivo y acogedor, mediando con los compañeros. El mantenimiento de la vinculación al ámbito académico, del mantenimiento del mayor grado de normalización posible, es un factor protector de primer orden en la prevención del suicidio.

Recuerda que la prevención del suicidio es el resultado de la suma de muchas acciones. Una intervención en un solo ámbito no es suficiente, pero la suma de todas juntas sí lo es: la familia, la escuela, las amistades, los equipos de atención psicológica, etc.

 Acogemos al adolescente en su momento de desbordamiento, ofreciéndole un espacio de escucha y acompañamiento, informando a los padres y al director del centro, ampliando la red de apoyo de prevención del suicidio de menor, y ofreciendo las medidas de seguridad recomendadas por la OMS.

Si durante este proceso, tienes dudas que te generen malestar, pide a un compañero que se quede con el alumno, explícale al alumno abiertamente que vas a hacer una consulta y pides orientación en alguno de los teléfonos citados anteriormente. 

Dr. Francisco Villar Cabeza