Qué es la resiliencia y por qué es importante en la adolescencia

La resiliencia es la capacidad de hacer frente a los acontecimientos estresantes, difíciles o adversos de la vida. Otra de sus definiciones es la capacidad de una persona para adaptarse a situaciones difíciles y persistir ante la adversidad o como la capacidad de recuperación que la persona tiene después de un acontecimiento traumático o estresante. 

Hay factores que favorecen el desarrollo de la resiliencia y otros que lo dificultan o incluso que lo destruyen. El neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik lo expone de este modo muy claro: 

«Cuando la vida nos hiere, ¿qué hacemos? ¿Quedamos heridos para toda la vida y hacemos carrera de víctimas o buscamos como volver a vivir de la mejor manera posible?»

Un camino de aprendizaje

Como todas las capacidades humanas, las capacidades y habilidades de las que depende la resiliencia tiene un componente genético, pero esto no determina completamente el desarrollo, porque el entorno tiene también una gran influencia. La persona se desarrolla con el entorno y a lo largo de la vida y aunque haya altibajos a lo largo de este proceso, casi siempre se puede ir incrementando y fortaleciendo.

La resiliencia va mucho más allá de la noción de hacer frente a alguna situació puntual; la resiliencia es un camino largo, gradual y ascendente.
 

Factor protector de problemas de salud mental 

El desarrollo de la resiliencia en la adolescencia, entre 12 y 18 años, es considerado por muchos expertos como el antídoto de la epidemia de los problemas de salud mental en nuestra sociedad actual. Se sabe que no todos los adolescentes que experimentan situaciones o acontecimientos adversos desarrollan problemas de salud mental. Para valorar por qué algunos sí y otros no, la clave parece que está en el conjunto de habilidades socioemocionales que configuran la resiliencia. 

Estas habilidades han demostrado ser un factor protector de los problemas de salud mental dado que ejercen un papel fundamental en la recuperación ante traumas y en el afrontamiento de acontecimientos estresantes o adversos. Además, aquellos jóvenes libres de trastornos y problemas de salud mental tienen más posibilidades de tener una mejor salud general a lo largo de su vida. En resumen, la resiliencia es un factor determinante para el bienestar psicológico y previene o retrasa el inicio de problemas de salud mental, además de la aparición de recaídas.

La importancia en la adolescencia

La resiliencia, además de ser un factor protector de la salud mental, es un factor determinante para la entrada y el inicio de la adolescencia, a los 12 años; una etapa clave para prevenir problemas de salud mental, puesto que sabemos que la mitad de los trastornos mentales se inician antes de los 14 años. Por lo tanto, se considera altamente necesario hacer acciones que contribuyan a mejorar la salud mental de la población joven, entre la cual los adolescentes de entre 12 y 14 años son un grupo clave para hacer acciones preventivas.

La adolescencia también es un periodo intenso de entrenamiento de las relaciones sociales en general y, en concreto, de las afectivo-sexuales. Para estas últimas, el aprendizaje socioemocional es uno de los componentes clave a trabajar. Es crucial poner el foco de atención en la población adolescente, puesto que es un periodo evolutivo en que las personas se enfrentan a múltiples retos evolutivos y en que las habilidades que fomentan la resiliencia pueden ser la clave para hacer frente tanto en su día a día como las adversidades menos cotidianas. 

La familia juega un papel crucial en el desarrollo socioemocional y la prevención del malestar psicológico en la adolescencia. Del mismo modo, los centros educativos pueden promover, en gran medida, el bienestar psicológico de su alumnado. Por eso, es clave promover acciones para que las familias y el profesorado adquieran herramientas sobre como fomentar la resiliencia en la adolescencia.

La enseñanza de las habilidades que fomentan la resiliencia promueve el desarrollo de una arquitectura cerebral saludable en un periodo evolutivo que es tan sensible al cambio por la gran neuroplasticidad que la caracteriza.