Fomentar la resiliencia a través del arte y la cultura
Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 20/2/2024. Puedes ver el original en este enlace.
Existe evidencia científica sobre el hecho de que el arte y la cultura contribuyen a mejorar el bienestar emocional y la salud mental de las personas. Cada vez son más los estudios cuyos resultados confirman y asumen el impacto de las artes y de la cultura como catalizadores o facilitadores de mejora en ámbitos de la salud como la salud mental.
De hecho, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto de la actividad física y social para el bienestar emocional de las personas y su prescripción social está reconocido y ya forma parte de los objetivos clave de nuestro sistema de salud. Unas recomendaciones que la propia organización hace extensivas de forma explícita al uso y recomendación de las artes y las actividades artísticas.
Si trabajas en el ámbito de la educación, de la cultura o del ocio, este contenido te puede ser útil para conocer más sobre cómo las actividades artísticas y culturales pueden ser un elemento transformador de la salud emocional, especialmente en adolescentes y jóvenes.
Mejorar el bienestar emocional y la salud mental de los jóvenes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge que el bienestar subjetivo, la percepción de la propia eficacia, la competencia y la autorrealización de las capacidades intelectuales y emocionales, entre otras, son signos de bienestar emocional.
La doctora en ciencias de la educación y profesora de la Universidad Ramón Llull María de los Ángeles Pazkowski, la Asociación Grupo Teatro Imagina y la Fundación Gloria Soler aportan su experiencia en el fomento del bienestar emocional de los jóvenes a través del arte el interactivo de SOM Salud Mental 360º El bienestar emocional en las aulas a través del arte. La profesora Pazkowski afirma que el arte puede ayudar a abordar emociones, a expresar dificultades y a plantear las adversidades.
El arte, además de ser una herramienta necesaria, es una herramienta transformadora y rica en el contexto de la salud mental. La cultura se convierte en el sitio donde expresar la experiencia humana, el dolor profundo.
El neuropsiquiatra Boris Cyrulnik, una de las personas referentes sobre el concepto de resiliencia – que es la capacidad de las personas para adaptarse a los diferentes retos vitales, mantener el equilibrio psicológico en momentos difíciles, así como superar situaciones adversas o eventos muy dolorosos –, se refiere a la cultura como la tercera vía porque es el lugar para explicar lo que no se puede compartir. Por este motivo, el arte se convierte en el lugar de la superación humana de la adversidad y el lugar de la resiliencia. En palabras de Cyrulnik: «la poesía, la obra de teatro o el dibujo se convierten en un acto de liberación porque les permiten compartir con otros lo que les pasó, pero controlando las emociones».
El grupo teatral apunta que el desarrollo de actividades artísticas ayuda a canalizar y dejar fluir el malestar emocional, a aliviar el nivel de tensión que pueden producir la ansiedad o la depresión, a abrir «tiempos fuera» en los que la atención de los jóvenes recupera progresivamente la capacidad de estar orientada a la tarea encargada y, aunque sea por breves espacios de tiempo, se aleje de la autopercepción negativa que pueda tener de su estado. Cuando, además, dichas actividades artísticas son compartidas, nos ofrecen un marco especialmente relevante para facilitar procesos de contacto social positivo, de reconocimiento del malestar y de aprendizaje y soporte mutuo en un tránsito a la recuperación.
Jugar con el arte, con las técnicas artísticas en general, supone un constante entrenamiento multidimensional y una oportunidad permanente para el desarrollo de habilidades personales e interpersonales que afectan al bienestar emocional y que pueden fomentar la resiliencia. Mejora la capacidad de comunicación y las habilidades para expresar lo que sentimos y pensamos, algo que será fundamental para prevenir o trabajar procesos de malestar emocional. El arte nos propone lenguajes especialmente expresivos que abren vías de comunicación alternativa de una forma casi innata.
De la misma manera, trabajar desde los formatos artísticos, nos facilita herramientas para integrar y valorar la información de nuestro entorno, dimensionándola y dotándola de significado con respecto a las diferentes dimensiones personales y generando espacios de escucha activa especialmente valiosos. Una escucha que, sin duda puede ser de especial importancia en situaciones de malestar emocional.
Beneficios en el bienestar emocional y el fomento de la resiliencia
El estudio Health Evidence Network synthesis report 67. What is the evidence on the role of the arts in improving. health and well-being? A scoping review publicado por la OMS recoge los posibles beneficios para la salud y el bienestar emocional de participar en actividades culturales y artísticas que cuentan con evidencia científica, entre los que se encuentran:
- Potenciar el desarrollo de la autoestima, la autoaceptación y de la confianza, que ayudan a desarrollar la resiliencia.
- Favorecer la autonomía en niños y adolescentes.
- Reducir el riesgo de desarrollar problemas de salud mental en la adolescencia como la depresión.
- Contribuir a manejar mejor y a reducir el estrés y la ansiedad.
- Mejorar la percepción de la salud y el bienestar individual y social: las emociones positivas, la satisfacción con la vida y la sensación de felicidad, de autonomía y de tener un propósito.
- Se ha demostrado el papel de la música para mejorar el estado de ánimo. Contribuye a los estados emocionales positivos que mejoran la felicidad y el optimismo.
- Mejorar los vínculos sociales, las relaciones interpersonales y la identidad grupal. Ayudan a reducir la soledad y el aislamiento social.
- Favorecer un comportamiento más altruista y la empatía. En los centros educativos, las artes promueven conductas prosociales entre el alumnado.
- Ayudar a construir cohesión social y al desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y sociales que contribuyen a la resolución de problemas, produciendo así relaciones más cooperativas. Varios proyectos han utilizado las artes en la mediación de conflictos.
- Reducir el estigma y promover una imagen positiva de la salud mental.