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Cómo romper el tabú sobre la muerte en la infancia

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Abuelos niño

Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 24/7/2023. Puedes ver el original en este enlace.

Afrontar la muerte y la pérdida de personas queridas es algo a lo que todos tendremos que hacer frente en distintas ocasiones y etapas de la vida. Vivimos en un momento en que hablar de la muerte es tabú, un tema incómodo que a menudo se niega y se oculta.

Gestionar cualquier tipo de pérdida es una cuestión fundamental en la formación de las personas. Omitirlo no hace que las pérdidas no se den, sino que obliga las personas afectadas a resolverlas como puedan.

Ya desde la infancia, los más pequeños preguntan por la muerte porque tienen interés por todo lo que les rodea. El duelo es un proceso natural y el concepto psicológico de duelo de la infancia es necesario para la evolución y desarrollo psíquico de niños y niñas. A lo largo de su vida se van a presentar diversas experiencias de pérdida como pueden ser rupturas sentimentales, separaciones, pérdida de amistades, fracasos académicos o pérdida de ilusiones y sueños. 

Hablar de la pérdida en casa

La educación que recibe la población infantil sobre la muerte debe empezar en su familia y continuarse en el entorno educativo. Es importante hablar de la muerte con los niños y niñas, adolescentes y jóvenes tanto en el entorno familiar como en el contexto educativo para prevenir la aparición de trastornos como la ansiedad, la depresión, los duelos complicados o las somatizaciones relacionados con la forma de afrontar las pérdidas.

Este testimonio que recoge 365 latidos de Solidaridad San Juan de Dios, una madre cuenta cómo vivió la experiencia de la muerte de su abuela con su hijo de 7 años, a quien no le ocultó lo que había sucedido y le acompañó en el duelo.

El día en que se murió mi abuela todo el mundo me llamaba para ir a buscar a mi hijo y llevárselo de casa. Es complicado contárselo, pero una vez se lo has explicado, los niños se adaptan a la nueva situación

En la “Guía sobre el duelo en la infancia y la adolescencia”, publicada por el Colegio de Médicos de Vizcaya, y dirigida familias, profesorado y alumnado, se aborda la gestión de las pérdidas en la infancia y adolescencia. Esta recoge que ante un fallecimiento o una pérdida, hay que enfrentarse a una serie de cuestiones como, por ejemplo, cómo explicar en la infancia la experiencia de la muerte y hacer frente a sus preguntas, cómo informar de la muerte de una persona muy joven a sus compañeros y compañeras de clase o cómo dar la noticia de la muerte de una persona querida a un niño o niña o adolescente. 

Cómo comunicar la pérdida

Cuando nos planteamos comunicar a un niño o niña la pérdida de un ser querido, es importante determinar quién, cuándo, dónde y cómo lo va a hacer; qué comunicar y también evitar expresiones que no ayudan (Poch y Herrero, 2003). Algunas de las pautas sobre quién, cuándo, cómo y qué comunicar la pérdida en la infancia son:

  • Es preferible que la persona que lo comunique sea el padre, la madre o un familiar emocionalmente próximo o significativo para el niño.
  • Se debe comunicar inmediatamente o lo antes posible.
  • Elegir un lugar tranquilo, silencioso y seguro. 
  • Utilizar un contacto físico apropiado.
  • Evitar eufemismos y metáforas, como son: “se fue a un sitio mejor”, “se fue a otro mundo” 
  • Hablar de forma clara, sin demasiados detalles ni explicaciones abstractas. 
  • Utilizar un tono de voz cálido. 
  • Compartir sus emociones. 
  • Mostrar interés por sus sentimientos y pensamientos sobre lo sucedido. 
  • Preguntar por sus dudas. 
  • Recordar a la persona fallecida. 
  • Cuando se comunica la noticia hay que intentar transmitir que la muerte afecta a todo ser vivo y, por tanto, que es universal, qué es lo que la ha producido, y asegurarse de que no se sientan culpables por la pérdida. También es importante aclarar que la muerte supone que nada funciona en el cuerpo. 
  • El hecho de comunicárselo adecuadamente ayuda a que vayan elaborando el duelo, y puedan participar de la socialización que se hace mediante los rituales. 
  • Lo que se transmite ha de ser coherente con las creencias de la familia. No es buen momento para hablar de Dios o de otros aspectos si no forman parte de su cultura familiar. 

 Expresiones que debemos evitar

  • El término “se ha quedado dormido” en lugar de “se ha muerto” puede hacer que el niño o la niña tema marcharse a dormir pues puede sentir que si se duerme no se despertará más. 
  • Del mismo modo “nos ha dejado” o “se ha ido”, puede inducir también a equívocos. Cuando el padre o la madre se marchan (a trabajar, a comprar...) ¿No regresarán más? Esto puede determinar que teman cualquier tipo de separación, aunque sea temporal.

Redacción