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El bienestar emocional en las aulas a través del arte

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Este contenido se publicó originalmente en SOM Salut Mental 360º el día 7/6/2021. Puedes ver el original en este enlace.

Pregunta al experto
¿Podemos utilizar el arte para cuidar la salud mental del alumnado? ¿Qué beneficios tiene? ¿Qué se puede trabajar en el aula? Si trabajas en el ámbito de la docencia, la educación o el ocio estas preguntas y respuestas te pueden ser útiles para conocer más sobre cómo el arte puede ser un elemento transformador de la salud emocional en el aula.

¿Existe evidencia científica de que el arte ayuda al bienestar emocional y a la salud mental de las personas?

Como en otras disciplinas, el impacto de las artes y de las metodologías artísticas en el bienestar físico y emocional de las personas es objeto de permanente observación por parte del ámbito de la investigación, especialmente en un contexto donde la constatación de la evidencia científica supone su aval para su posible recomendación o prescripción terapéutica social.

Cada vez son más numerosos los estudios empíricos cuyos resultados confirman y asumen el impacto de las disciplinas artísticas como catalizadoras o facilitadoras de mejora en ámbitos como la salud, por ejemplo, en el campo de la oncología, la fibromialgia o la salud mental, o en el ámbito del trabajo con colectivos especiales, por poner sólo algunos ejemplos.

Podríamos cuestionar, desde el rigor científico aplicable a otro tipo de ensayos, que buena parte de los estudios publicados todavía presentan carencias metodológicas como la diversidad de variables no controladas, la dificultad de replicabilidad, la falta de grupo ciego o la reducción del número de sujetos que componen las muestras y que, estadísticamente limita en gran medida la significación de los resultados. Todos ellos son, seguro, aspectos en los que seguir avanzando en el futuro. Y, no obstante, pese a las limitaciones metodológicas, existen constataciones empíricas que avalan el reconocimiento implícito de dicha evidencia.

Ponemos dos ejemplos:

El impacto de la actividad física y social para el bienestar emocional de las personas y su prescripción social, aunque embrionaria, está reconocido y ya forma parte de los objetivos clave de nuestro sistema de salud, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Unas recomendaciones que la propia organización hace extensivas de forma explícita al uso y recomendación de las artes y las actividades artísticas.

Los nuevos desarrollos en neurociencias y neuroimagen han facilitado grandes avances científicos que nos acercan, como nunca antes, a tratar de entender cómo funciona nuestro cerebro, y con él, nuestro bienestar psíquico y emocional. Miles de estudios del máximo rigor científico han demostrado, por ejemplo, la evidencia de la plasticidad cerebral y cómo se transforman las estructuras neuronales a partir de nuevos aprendizajes.

¿Qué tipo de mejoras pueden aportar las artes en la salud mental de nuestro alumnado?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge que el bienestar subjetivo, la percepción de la propia eficacia, la competencia y la autorrealización de las capacidades intelectuales y emocionales (entre otras) son signos de bienestar en la salud mental.

Las artes contienen un lenguaje complejo que ayuda a la expresión de los seres humanos. En la medida en que los estudiantes incorporan el lenguaje para reflexionar sobre el mundo y expresar sus ideas, se encuentran a sí mismos y se sienten parte del mundo.

Los beneficios que promueves las artes en el alumnado son:

  • Potencian actitudes de mejoras hacia sí mismos.
  • Ayudan al crecimiento personal, autoconocimiento y autorrealización (al reflexionar sobre sí mismos tienen mayor consciencia de su realidad para poder transformarla).
  • Ayudan en la superación de situaciones limitantes y de etiquetas sociales. El trabajo con el arte les permite explorar sus partes sanas y fortalecer las competencias devenidas del proceso. Descubrir aspectos positivos sobre sí mismos, les ayuda a asumir también su acción en el mundo.
  • Mejora en la autonomía (pueden incorporar un lenguaje que les permite iniciar un proceso artístico personal que promueve la autonomía en la toma de decisiones).
  • Mejora de aspectos motivacionales que están ligados a la respuesta y a la implicación con las actividades. A través del arte disfrutan de acciones que les permiten aprender a ser proactivos y a ser protagonistas de sus decisiones.
  • Potencian la integración (una visión de la vida desde el entorno y la comunidad).
  • Ayudan a tener una percepción de la realidad no distorsionada. Al estar en contacto con otras personas y al ofrecer el diálogo para conocer otras realidades sociales, las artes ayudan a las personas a promover empatía y sensibilidad y por tanto ayuda a incorporar una visión de la realidad más amplia y en todo caso menos distorsionada.
  • Promueven la adecuación con las relaciones interpersonales. El arte ayuda a iniciar procesos personales, grupales y a promover la relación social. Les ayuda a ensayar formas sociales básicas y a integrar y a ensayar aspectos personales diferenciales entre la realidad, el juego y el trabajo personal y comunitario. 
  • Llegar a experimentar aprendizajes complejos que los vincule al conocimiento y al entorno social, a través de procesos creativos abiertos.

Jugar con el arte, con las técnicas artísticas en general, supone un constante entrenamiento multidimensional y una oportunidad permanente para el desarrollo de habilidades personales e interpersonales que afectan al bienestar emocional y la salud mental.

Mejora la capacidad de comunicación y las habilidades para expresar lo que sentimos y pensamos, algo que será fundamental para prevenir o trabajar procesos de malestar psíquico. El arte nos propone lenguajes especialmente expresivos que abren vías de comunicación alternativa de una forma casi innata.

De la misma manera, trabajar desde los formatos artísticos, nos facilita herramientas para integrar y valorar la información de nuestro entorno, dimensionándola y dotándola de significado con respecto a las diferentes dimensiones personales y generando espacios de escucha activa especialmente valiosos. Una escucha que, sin duda puede ser de especial importancia en situaciones de malestar psíquico propio, pero también para dotarnos de habilidades de empatía para saber entender y acompañar procesos de salud mental cercanos.

Pero el arte, además, en nuestra experiencia, propone espacios no críticos como los juegos dramáticos donde la apertura y la aceptación se abren paso dando la oportunidad de compartir situaciones vitales complejas sin temor a prejuicios o la puesta en común de la diferencia vital como cualidad.

El arte y la creación, y en particular el arte contemporáneo (que es nuestro ámbito de actuación) nos ayuda a imaginar y a ampliar los puntos de vista sobre las cosas, provoca reacciones y no nos deja indiferentes. Es un terreno para compartir preguntas y respuestas y donde ser libres de cuestionar, imaginar, opinar y debatir. Este tipo de proyectos ofrecen una oportunidad de crecimiento personal y colectivo, a través de metodologías y prácticas del arte contemporáneo, que parten de premisas transformadoras y democratizadoras. Por ello se generan dinámicas muy interesantes de intercambio, aprendizaje mutuo, igualdad de oportunidades, empoderamiento, reafirmación personal y mejora de la autoestima, que repercuten positivamente en la salud mental de las personas y colectivos que participan.

Recomendamos la consulta de Repository for arts and health resources, un repositorio que recoge el desarrollo del movimiento de las artes y la salud en el Reino Unido e internacionalmente, desde 1996 en adelante.

¿Cómo puede ayudar al alumnado un acercamiento a la institución museística?

El museo ofrece la oportunidad de abordar, a través del lenguaje artístico, el mundo interno de las personas trascendiendo las palabras.

Una sola imagen puede sugerir multitud de emociones, vivencias, ideas y llegar a lugares donde la palabra no llega a expresar.

El museo también es un lugar socializador donde se propone que los participantes compartan experiencias en un entorno respetuoso, estimulen la imaginación, creatividad y piensen otras formas de afrontar sus dificultades o problemas. Se trata de mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo y sentir la fuerza del grupo para cambiar hacia hábitos más saludables.

Son múltiples las instituciones museísticas que están llevando a cabo proyectos en esta línea. Destacamos algunos ejemplos:

¿Cómo se puede utilizar el arte para trabajar la aceptación de emociones como el enfado o el miedo?

El arte ayuda a desdramatizar las emociones mal llamadas negativas. Todas las emociones son necesarias, la clave está en cómo las gestionamos cuando estamos inmersos en ellas. En este sentido, el teatro es una gran herramienta para «entrenarnos» como huéspedes de emociones y jugar con ellas nos ayuda a aceptarlas. Las emociones son motores de vida.

En nuestra experiencia, la creación artística amplía la capacidad de autorregularse. El arte nace de las emociones y las potencia, permitiendo a las personas explorar los propios pensamientos y canalizar, a través de la creatividad, estas emociones. Este proceso nos ayuda a entendernos y mirarnos desde otra perspectiva. Esta mirada que tenemos de nosotros mismos puede generar bienestar emocional en momentos de alto estrés o tensiones producidas por el día a día, ayudando a sobrellevar situaciones donde la salud mental podría verse afectada.

Con la pandemia ha aumentado el número de alumnado con problemas de ansiedad y depresión. ¿Cómo podemos ayudarles con el arte?

El impacto de la pandemia, el confinamiento, las limitaciones al contacto social, la frustración y aplazamiento de expectativas, nos ha dejado secuelas indeseadas como el malestar emocional.  Un malestar que tiene múltiples manifestaciones entre las que también encontramos la ansiedad o los estados depresivos tanto en jóvenes como en adultos. Sin duda la progresiva recuperación del contacto social, de las actividades y de los grupos de referencia suponen una oportunidad para revertir estos tipos de malestar emocional y psíquico.

El desarrollo de actividades artísticas ayuda a canalizar y dejar fluir el malestar, a aliviar el nivel de tensión que pueden producir la ansiedad o la depresión, a abrir «tiempos fuera» en los que la atención del alumnado recupera progresivamente la capacidad de estar orientada a la tarea encargada y, aunque sea por breves espacios de tiempo, se aleje de la autopercepción negativa que pueda tener de su estado.

Cuando además dichas actividades artísticas son compartidas nos ofrecen un marco especialmente relevante para facilitar procesos de contacto social positivo, de reconocimiento del malestar y de aprendizaje y soporte mutuo en un tránsito a la recuperación.

El arte puede ayudar a abordar emociones, a expresar dificultades y a plantear las adversidades. El arte, además de ser una herramienta necesaria, es una herramienta transformadora y rica en el contexto de la salud mental. La cultura se convierte en el sitio donde expresar la experiencia humana, el dolor profundo.

Boris Cyrulnik, unos de los referentes sobre resiliencia, se refiere a la cultura como la tercera vía porque es el lugar para explicar lo que no se puede compartir; por este motivo el arte se convierte en el lugar de la superación humana de la adversidad y el lugar de la resiliencia. En palabras de Cyrulnik: «la poesía, la obra de teatro o el dibujo se convierten en un acto de liberación porque les permiten compartir con otros lo que les pasó, pero controlando las emociones».

¿El arte puede ayudar a gestionar síntomas como las obsesiones y compulsiones?

Sí. Por ejemplo, en las artes escénicas la escucha es un elemento muy importante, ya sea de un compañero o compañera o de un fragmento musical con el que jugamos en tándem, de forma que se trabaja la espera y con ello nos estamos entrenando en la gestión de los impulsos. 

En numerosas ocasiones, en las sesiones de nuestros talleres de teatro hemos contado y seguimos contando con participantes que sufren algún tipo de trastorno obsesivo que condiciona en gran medida buena parte de su vida cotidiana. Durante el desarrollo de la actividad, en la que hay una aceptación plena de la diferencia, la manifestación de los síntomas es mucho menos significativa o prácticamente inapreciable porque la persona tiene la atención focalizada en el grupo, en la escucha activa y la construcción colectiva. Esta observación, transformada en aprendizaje y entrenamiento, permiten una gestión progresiva de obsesiones y compulsiones.

¿Qué tipo de actividades artísticas son más recomendables con alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo?

El arte permite encontrar nuevos significados si se trabaja a partir de las representaciones de las experiencias del alumnado e integrando el conocimiento de otros y de los grupos. Es una forma de hacer visible una realidad compleja.

Son interesantes las actividades que permiten compartir con otras personas la percepción que se pueda tener de un cuadro, de una obra de teatro o de una pieza musical porque a través de decir lo que se piensa, el alumnado comparte su imaginario y esto les empodera y les promueve autoestima. La percepción artística ayuda a tener una mayor consciencia, reforzar o adquirir capacidades, atreverse (aunque sea simbólicamente) a cambiar una realidad. Es recomendable promover la resiliencia a través de la toma de consciencia en las conversaciones. La resiliencia se puede educar.

Además, resultan interesantes las actividades artísticas devenidas de dinámicas de juego, porque el juego permite ensayar formas de la realidad. El juego les permite abordar una actividad desde un aspecto más relajado y lúdico, donde poder encontrarse con nuevas situaciones, probar y ensayar con nuevas formas de mediar con su vida y su entorno.

Finalmente, el desarrollo de un proyecto artístico personal es recomendable con alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo porque a través del proyecto artístico pueden abordar aprendizajes mediados por lenguajes diferentes, llegar al autoconocimiento y a conocimientos complejos. También les permite trabajar a partir de sus intereses, sus preocupaciones y necesidades y esto les ayuda a desarrollar empoderamiento, reflexionar sobre quienes son o quienes desean ser. El hecho de poder vivir un proceso fresco que culmina en una obra creativa les ofrece la posibilidad de saltar las limitaciones, de abordar un tipo diferente de comunicación y les brinda la posibilidad de atreverse a proponer una creación cultural que pueden compartir con su comunidad.

¿De qué manera se puede trabajar la espiritualidad a través del arte?

Más allá de la acepción religiosa, la espiritualidad se define por el conocimiento y el cultivo de la esencia inmaterial de uno mismo. La espiritualidad entendida como la conexión con el yo más profundo está íntimamente ligada con el arte. 

El arte, en todas sus diferentes dimensiones, supone a lo largo de la historia una búsqueda permanente de nuevos lenguajes y formatos de análisis y expresión de los temas trascendentales que nos ocupan como seres sensibles. La pasión, la necesidad de darle forma y ser expresada, ocupa una lista interminable de lienzos en los museos de todo el mundo o forma parte inseparable de la ópera y la música en general. 

Acercar a nuestro alumnado a la obra artística supone darles herramientas para preguntarse sobre su propia esencia. Ofrecerles la oportunidad de experimentar con las técnicas artísticas supone, además, abrir su percepción a la búsqueda y la exploración.

En nuestra opinión, a través de la creación artística estamos conectando con lo más puro que tenemos a través de nuestra creatividad. Nos permite hablar y abordar temas espirituales, desde lo individual hacia lo colectivo y viceversa, incluso en los momentos aparentemente más inocuos, como sucede en la parte inicial de los calentamientos cuando se hacen ejercicios de respiración en los que se genera momentos de absoluta individualidad y colectividad, donde la introspección toma un especial significado.

El trabajo en las artes no solo es una manera de crear actuaciones y productos; es una manera de crear nuestras vidas ampliando nuestra conciencia, conformando nuestras actitudes, satisfaciendo nuestra búsqueda de significado, estableciendo contacto con los demás y compartiendo una cultura. 

Eisner, E. W. (2002). The Arts and the Creation of the Mind. London: Yale University Press.

¿Qué tipo de actividades artísticas se pueden realizar en el aula?

Se pueden llevar a cabo todo tipo de actividades artísticas, desde aquellas relacionadas con las disciplinas clásicas de las bellas artes, como pintura o escultura, como aquellas prácticas y metodologías relacionadas con la creación contemporánea: collage, instalación, uso de materiales de deshecho, performance, ready-mades, arte conceptual, etc.

Es interesante aplicar estas prácticas y metodologías a cualquier disciplina, ya que el arte puede atravesar muchas cuestiones y puede servir como recurso transversal para tratar diferentes materias, así como cuestiones personales y colectivas que nos afectan. También es recomendable aprovechar la gran cantidad de recursos para trabajar el arte y la creación en el aula (así como a través del arte y la creación) que ofrecen los diferentes museos y equipamientos culturales.

Algunos ejemplos de actividades artísticas en el aula:

En el aula se pueden realizar múltiples actividades. A modo de ejemplo:

  • Actividades de movimiento corporal asociando el movimiento a emociones, fragmentos musicales, colores, imágenes, etc. Plasmar sobre una lámina líneas que vayan ligadas a este movimiento y crear un cuadro que nace de nosotros mismos.
  • Juegos de dramatización, reconstrucción de imágenes vitales o imaginarias a partir de la reubicación de compañeros, improvisaciones sobre los temas más variados, puesta en común y traslación plástica de emociones o momentos relevantes

El aula en sí, las niñas y niños que le dan significado en cada momento, son una verdadera oportunidad para generar actividades siempre que estas fluyan, sean sensibles a las variaciones y se dinamicen desde la aceptación en la que nadie se sienta juzgado.

En el aula se pueden realizar diversas actividades artísticas que pueden ser promotoras del conocimiento, del aprendizaje y del bienestar humano. Hay actividades artísticas que funcionan bien con unos grupos y con otros no; por este motivo no es aconsejable las generalizaciones.

Lo más importante es realizar una propuesta artística que pueda abordar las necesidades reales de los grupos y para ellos se necesita una escucha atenta, acompañamiento y gran apertura hacia los temas de interés de los grupos humanos.

El conocimiento del lenguaje del arte y de sus potencialidades es básico para quien decide trabajar con arte en las aulas. El papel de la persona formadora es crucial, así como el saber metodológico. El acompañamiento profesional de calidad permite guiar a la persona o a los grupos humanos a incursionar y a explorar en los centros de interés y a poder abordar o desarrollar los proyectos artísticos. El conocimiento del arte y de las metodologías propias del arte son indispensables para el empoderamiento y la transformación de las personas. De esta manera, las personas pueden contar con el acompañamiento que necesitan, con los recursos, las herramientas, las fuentes y los referentes que ayuden a potenciar sus ideas, a transitar por un proceso profundo y de calidad y a aprender y a transformarse a través del arte.

Las metodologías que ofrece la mediación artística para el acompañamiento de los procesos creativos son muy ricas. La mediación artística ha definido los roles de intervención del profesional que utiliza el arte como herramienta mediadora entre la persona y la cultura.

Para ello recomiendo algunas lecturas acerca de la mediación artística:

Cuando trabajamos con adolescentes, ¿también nos pueden ayudar los lenguajes audiovisuales como cortometrajes o videoclips?

Sin duda, es recomendable partir de conocimientos y prácticas cotidianas habituales de las y los participantes de un proyecto o actividad.

Cuánto más nos acerquemos a la realidad cotidiana de las personas que participan, mayor será la conexión inicial que nos permitirá establecer un punto de partida adecuado para el despliegue y desarrollo de un proyecto. Por eso es interesante utilizar mecanismos y lenguajes con los que las personas usuarias están familiarizados (en el manejo de los cuales, además, tienen mucho que aportar) y partir a de ahí, ganar una toma de conciencia en el uso de los mismos y plantear un uso crítico que permita ampliar sus potencialidades en sentido transformador y emancipatorio, así como advertir de los riesgos y aquellos mecanismos que pueden volverlos a su vez, lenguajes opresores y perpetuadores de estigmas y roles.

Apuntamos algunas iniciativas que trabajan la alfabetización visual en un sentido transformador:

Los adolescentes utilizan el lenguaje audiovisual para comunicarse, no siempre de una manera positiva ya que las redes sociales tienden a distorsionar la realidad, pero aun así es el lenguaje que les motiva y por lo tanto puede ser una muy buena herramienta para explorar el mundo adolescente. Sobre todo, es muy positivo darles voz y la oportunidad de utilizar el lenguaje audiovisual desde una perspectiva creativa, a la vez que pueden tener acceso a referentes audiovisuales desconocidos para ellos.

Buena muestra del potencial educativo de los lenguajes y los medios audiovisuales en el contexto educativo lo podemos encontrar, por ejemplo, en los proyectos recogidos por Aulamedia y en las jornadas que periódicamente organizan sobre educación mediática.  Resulta relevante cómo un correcto y crítico uso de los medios audiovisuales no solamente facilitan la comprensión, introducen nuevos y potentes lenguajes o proporcionan un alto grado de motivación, sino que nos ofrecen un marco idóneo para trabajar habilidades individuales y colectivas y hacerlo poniendo en juego valores clave para el debate colectivo.

 ¿Cómo podemos utilizar la música para trabajar las emociones con el alumnado?

La música nos ofrece un inmenso campo de posibilidades siendo, al mismo tiempo, un elemento común y presente en el mundo de los jóvenes.  Podríamos, por ejemplo, trazar propuestas que relacionaran los diferentes estilos musicales con situaciones reales para el alumnado en las que predomine alguna emoción concreta, y a partir de ahí investigar cómo se siente y qué le produce ese sentimiento.

Una experiencia muy reciente e interesante, desde al ámbito de jóvenes y salud mental, la encontramos en el proyecto «Escolta l’Art» que se desarrolla en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) desde el 2019. Se trata de una iniciativa dirigida a jóvenes con experiencia en primera persona que supone una oportunidad para la generación de herramientas, para la superación personal y el autocuidado desde la experimentación y la creación en diferentes formatos artísticos. Los primeros y únicos protagonistas son los propios participantes desde la libertad creativa.

¿Cómo podemos utilizar el teatro para mejorar la salud mental?

El teatro es una de las herramientas más valiosas para trabajar, de manera indirecta, un amplio número de habilidades y capacidades tanto individuales como colectivas. Pero, además, dada la gran variedad de formatos y líneas de trabajo que podemos encontrar, nos permite adecuar la iniciativa a las características, motivaciones e intereses del grupo y al propio contexto. Y este sería el primero de los puntos de partida: considerarlo una construcción colectiva a explorar en la que los participantes sean los primeros generadores de propuestas.

Inicialmente, por ejemplo, podemos optar por trabajar con juegos de improvisación, lo que facilitará una vivencia lúdica que, a su vez, proporciona seguridad.  Progresivamente se abren paso nuevas y numerosas oportunidades de aprendizaje técnicos, emocionales y relacionales.

En nuestro caso, el teatro y las técnicas teatrales en el ámbito de salud mental, han sido básicos para sostener y catalizar procesos de recuperación en personas afectadas por trastorno mental.  Permiten, entre otros, un entrenamiento natural de capacidades cognitivas de memoria, atención, procesos de organización de tareas y, muy especialmente, escucha activa. Pero especialmente valioso es el impacto en la autoconfianza, la autoestima y el desarrollo de habilidades interpersonales para el trabajo en equipo. 

Queremos hacer una actividad artística compartida entre nuestro alumnado y personas con problemas de salud mental para trabajar el estigma. ¿Por dónde empezamos? ¿Qué podemos hacer?

En nuestra particular experiencia y tras un largo aprendizaje, existen varios elementos previos a tener en cuenta:

  • Los rangos de edad del alumnado con los que vamos a compartir el proyecto, ya que la dinámicas y propuestas deben ser accesibles y adaptadas teniendo en cuenta que nuestra forma de hacer y lenguaje tienen que ser acogedores y compartidos por todos los participantes, haciendo del respeto a la diferencia un eje central.
  • Los tiempos de contacto social real que desarrollaremos. Las diferentes evaluaciones nos han demostrado que los procesos de sensibilización dejan una huella más natural y permanente si el contacto es sostenido y gira alrededor de temas comunes y significativos a las personas más allá de la mera información monotemática.
  • La capacidad para generar espacios de disfrute conjunto, combinado juegos mixtos y trabajando desde la cocreatividad y el aquí y ahora y dando espacio a la escucha de todos y cada uno en las diferentes recogidas.
  • La posibilidad de hacerlo en el propio contexto natural educativo (escuela, instituto, etc.) y con la participación de personal docente de referencia.
  • Y, sobre todo, tener la máxima sensibilidad y transparencia.

Hay diversos ejemplos de experiencias:

Asociación Grupo Teatro Imagina, Dra. María de los Ángeles Pazkowski, Fundació Glòria Soler